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Editorial

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Los avances, en los últimos años, en las diversas ramas de la Cirugía Ortopédica y la Traumatología han sido realmente vertiginosos, el número de publicaciones periódicas en esta área se ha multiplicado en una proporción geométrica, para abrir espacio para la publicación de nuevas experiencias, y el producto de investigaciones que se están desarrollando todos los días alrededor del mundo.

Si bien es cierto que quienes nos hemos entrenado en esta especialidad, habremos cumplido con los requisitos para ser reconocidos como cirujanos ortopedistas-traumatólogos capacitados para atender cualquier afectación del sistema músculo-esquelético, también lo es, que no es posible estar al día con todos los avances publicados en ese inmenso número de publicaciones, en todas las ramas de la especialidad; es por ello que nunca podríamos ofrecer al enfermo el manejo más actualizado en todas las áreas.

Es interesante la vida profesional del cirujano ortopedista, quien una vez terminado su período de formación llevará adelante una práctica general, pero inevitablemente en algún momento comenzará a sentirse afín a algún área más específica, y sin darse cuenta empezará a dedicarse más a ella, adquiriendo con el tiempo más experiencia, y conocimiento, estudiándola con más interés y profundidad.

Esa es la medicina actual a nivel mundial, la idea es ser el mejor, cada uno en su área de desempeño. Ciertamente genera un poco de temor tomar esta decisión, porque significa cerrar el espectro de atención, porque, además, tiene sus connotaciones económicas, pero al ser más dedicados a una sub- especialidad, veremos más pacientes afectados por lo que nos interesa, logrando eventualmente ver más enfermos que nos permitan adquirir más experiencia en esa área específica. Pienso que es muy importante identificarse con la sub-especialidad que nos atraiga, porque así haremos saber de ello, y eventualmente atenderíamos más pacientes que alimentarán nuestra experiencia en esa área de interés.

En todo ésto, por supuesto, tenemos que tomar en cuenta las circunstancias de cada traumatólogo, particularmente la localidad y el hospital donde trabaje, y la accesibilidad a recursos necesarios para la práctica de una sub-especialidad determinada, lo cual evidentemente lo privaría de desarrollar esa inquietud.

Considerando lo mencionado en el segundo párrafo de este escrito, de alguna manera debe entenderse un llamado a la honestidad para consigo mismo, y para con el paciente, estoy actualizado como para poder ofrecerle al enfermo el “state of the art” en mi oferta de atención?? Si la respuesta es negativa, en conciencia, el paciente debería ser remitido a aquel especialista que sí pueda responder esta pregunta afirmativamente.

La experiencia así lo demuestra, el paciente, cada vez con más frecuencia, quiere ser atendido por el mejor en el área de su afectación, quien será aquel que le haya dedicado más interés y estudio, y en consecuencia habrá atendido más pacientes portadores de ese tipo específico de patología, y con éso habrá adquirido más experiencia.

Hoy en día, el concepto y práctica de traumatología general, sólo puede ser concebido en Centros de Salud de poblaciones pequeñas, y es comprensible por la falta de equipos e insumos que impiden el desarrollo de conceptos modernos.

Pienso que como sociedad científica que somos debemos evolucionar de acuerdo con las tendencias y pautas universales actualizadas.

Pedro Ignacio Carvallo MD MSc
Editor.