En ocasiones, cuando evaluamos la producción científica de nuestros servicios, en término de trabajos de investigación realizados y cuáles de ellos son publicados o presentados en jornadas científicas nacionales e internacionales, y encontramos que ha habido baja o nula producción, no se considera si existe el liderazgo suficiente en los individuos que dirigen el servicio o la sección para impulsar esa producción, mantenerla y/o aumentarla.
Más allá de satisfacer las exigencias asistenciales que tienen nuestros servicios dentro del abarrotado y precario sistema público nacional de salud, en cuanto al cumplimiento de cirugías, atención de pacientes, emergencias, etc. tratando de brindar siempre atención de calidad en medio de la crisis sanitaria actual, no se debe olvidar el papel del médico como productor y generador de conocimiento científico, para experiencia propia del servicio, y para fuera del mismo, con el impacto que dicho conocimiento puede tener en la comunidad científica local, regional o mundial.
Al momento de evaluar el balance entre producción asistencial y la producción científica, es importante mencionar al liderazgo como una pieza fundamental para impulsar dicha producción y vale la pena preguntarse ¿Tiene mi servicio o unidad el suficiente liderazgo para cumplir con ambas exigencias sin descuidar o decaer en alguna de ellas? o ¿Tenemos fortaleza en la una y no en la otra por carencia de liderazgo?
El liderazgo ha demostrado ser una herramienta fundamental dentro de los sistemas de salud, y se ha demostrado su importancia sobre la calidad, eficiencia, capacidad de respuesta y confianza del equipo de trabajo en entornos asistenciales y científicos.
Sin embargo, actualmente parece que el liderazgo, como impulsor de la producción científica, ha perdido su protagonismo y su papel principal como resultado de la crisis motivacional que ha inundado nuestros espacios clínicos y académicos. Igualmente, la formación de “líderes” y “nuevos líderes” parece haber también quedado relegada detrás de la dura exigencia asistencial actual que se le hace a los residentes y especialistas.
Es importante tener en cuenta, que para que exista liderazgo, debe haber líderes capaces al frente de nuestras organizaciones, con la suficiente energía y capacidad de impulsar e inspirar a todos los individuos de su entorno para alcanzar las metas planteadas. En algunas ocasiones, el liderazgo también pierde su vigencia o se vuelve obsoleto, producto de la incapacidad de las personas a adaptarse a nuevos escenarios o realidades, o su incapacidad de conectarse con los integrantes más jóvenes o nóveles de su equipo, lo cual, con el imparable y natural relevo generacional, se vuelve en contra del beneficio común y de la proyección de nuestros equipos y servicios, cuando asumen personas que no fueron formados bajo un liderazgo asertivo y en los que no se les inculcó el espíritu de liderazgo.
¿Somos capaces de diferenciar el liderazgo asistencial del liderazgo científico?
¿Estamos ejerciendo el liderazgo de forma adecuada y efectiva?
Evaluar continuamente el liderazgo científico, nutrirlo y fortalecerlo, se traduce en mejores resultados y mayor producción académica en término de elaboración de trabajos de investigación de calidad, mejores Trabajos Especiales de Grado, mayor número de publicaciones y mayor proyección de nuestro servicio.
Muchas veces el liderazgo es cuestión natural y puede aparecer de forma temprana, o en otros casos es necesario refinarlo y nutrirlo, a partir del fortalecimiento de las habilidades de mentoring o mentoría. Los futuros investigadores deben ser guiados por las personas adecuadas y de la forma adecuada a través del liderazgo. Fortalecer habilidades como el liderazgo, permite tener conductas más efectivas en las organizaciones de salud, en la gestión de emergencias, en el quirófano, en el manejo de un servicio médico y el manejo de un grupo académico o científico.
No necesariamente el liderazgo en un área se traduce en liderazgo o competencias en otras, e igualmente no necesariamente todas las personas pueden ser líderes, sobre todo en grupos o equipos científicos. Si nuestro servicio cumple “per aspera”, con las metas o exigencias asistenciales, y no cumple por otro lado, con el rol científico, es decir, no se publican trabajos de investigación, no se realizan o presentan Trabajos Especiales de Grado (donde se requiere), no se presentan o llevan trabajos a los congresos y jornadas científicas, entonces vale la pena preguntarse si se trata de un problema de liderazgo.
De la capacidad de inspirar de un líder, dependen los resultados de su equipo. Desde la Revista Venezolana de Cirugía Ortopédica y Traumatología vemos con preocupación el decrecimiento en cuanto a producción científica que viven los distintos servicios y postgrados asistenciales y universitarios de nuestro país, que se traduce en la poca cantidad de trabajos enviados y a veces la baja calidad y rigor científico con los que son conducidos, tanto para su publicación, presentación en jornadas de ascenso, congreso nacional y otras actividades científicas.
Invitamos desde el Comité Editorial a revisar esta situación a través de un pequeño ejercicio, en el que deben preguntarse: ‘¿Cuántos trabajos de investigación hemos realizado en los últimos 10 años? ¿Cuántos de ellos han sido publicados? ¿Cuántos de ellos han sido llevado a congresos y jornadas científicas? Y en los entornos de post-grados universitarios, a preguntarse ¿Cuántos Trabajos Especiales de Grado realizados han sido publicados? Una vez realizado les invitamos a reflexionar, si en los casos de baja producción científica, se deba también a una falta de liderazgo, y a partir de ahí, hacer todos los correctivos y ejercicios necesarios para mejorarlo, nutrirlo y fortalecerlo. Sólo a través del fortalecimiento del liderazgo, y del liderazgo efectivo y asertivo, se puede lograr inspirar y se puede mejorar el rendimiento científico y académico de nuestros servicios.
La Sociedad Venezolana de Cirugía Ortopédica y Traumatología está dispuesta a brindar asesoría a través de todas sus instancias y especialmente a través de la Revista y el Comité Científico de Investigación.
Estimados colegas y amigos, aunque las circunstancias sean adversas y difíciles para la investigación y producción científica, ésta no se puede abandonar, por el contrario, debe ser fortalecida y mantenida, y el liderazgo es una de las formas más eficientes y eficaces de hacerlo.
Dr. Manuel Brito Velásquez
Especialista en Ortopedia y Traumatología-ULA Mérida.
AOTrauma Fellowship en Trauma Ortopédico Fundación Santa Fe de Bogotá.
Miembro del Comité Editorial de la Revista Venezolana de Cirugía Ortopédica y Traumatología.
La Grita, Estado Táchira, Venezuela.